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El 1 de enero de 2006 entró en vigor la Ley 28/2005, de 26 de diciembre, de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco, ley que aplaudí a rabiar, porque por fin, el derecho de quienes no fumamos a respirar aire no contaminado por el humo del tabaco prevalece sobre el de las personas fumadoras.
Hoy me refiero en estas líneas al tabaco, porque este fin de semana Burgos acogerá el 35 Simposio de Neumología, donde se van a presentar nuevas estrategias en la lucha contra el tabaco. El tabaquismo es la primera causa aislada de mortalidad y morbilidad evitable y la evidencia científica sobre los riesgos que conlleva el consumo de tabaco para la salud de la población es concluyente.
El doctor José Luis Viejo Bañuelos, jefe del Servicio de Neumología del hospital General Yagüe, ha vuelto a recordar que el principal problema para los especialistas en las enfermedades respiratorias "sigue siendo el tabaco". A pesar de la Ley anti-tabaco, la población no ha dejado de fumar como se esperaba, ya que la tasa de fumadores no se ha logrado reducir en estos tres años de vigencia más allá del 2%. En España, la tasa de fumadores "es muy alta", se aproxima al 23%, de ahí que los neumólogos insistan en que hay que lograr reducir ese porcentaje, "porque lo de fumar no es un hábito social, es un hábito social muy nocivo y es la primera causa evitable de muerte que está en nuestras manos".
Pregunto al doctor Viejo si un endurecimiento de dicha Ley, como ya ha avanzado la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, en el sentido de aumentar los espacios sin humo y la prohibición total de fumar en establecimientos de hostelería y restauración, contribuirá a reducir el tabaquismo y responde con rotundidad que "indudablemente". El tabaco causa cada año en España 50.000 muertes, cifra a la que hay que añadir 3.000 personas que fallecen por ser fumadores pasivos. "Es un asunto muy serio, y sin embargo, en aras de una falsa tolerancia, tenemos que aguantar que en lugares públicos se siga fumando. Hay que dar la vuelta socialmente al asunto. En otros países que lo han hecho, la gente sigue reuniéndose en los bares, en las cafeterías, pero no se fuma, y no pasa nada... tenemos que separar lo que es relación social del hábito del tabaco, no tiene porque ir junto. La ley va a ayudar a que las personas se planteen dejar de fumar", comenta. Personalmente pienso que si la prohibición de fumar se extiende a bares y cafeterías, la gente va a seguir acudiendo a esos lugares.
Lo que hace falta, como también apunta el doctor Viejo, es que los tratamientos y terapias para aquellas personas que deseen dejar de fumar estén subvencionados por la sanidad pública y al alcance de quien lo precise en toda la red asistencial. Con prohibir, no basta.
He sido muchos, muchos años, más de la mitad de mi vida laboral, fumadora pasiva y no vean la satisfacción que me produjo la Ley 28/2005.
Publicado el 21 de octubre de 2009 a las 21:30.