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Coincidiendo con el inicio del nuevo curso escolar 2009-2010 resurge con fuerza el debate en torno a la necesidad de mejorar el sistema educativo español, que si bien es cierto que ha avanzado mucho en las dos últimas décadas también lo es que presenta desafíos que no pueden esperar. Uno de ellos, el de reducir el fracaso escolar, que en Castilla y León se sitúa en el 18% y en el conjunto de España, por encima del 30%, porcentaje que duplica la media de los países europeos más avanzados.
La lucha contra el abandono y el fracaso escolar y mejorar la convivencia en las aulas deberían ser los ejes de ese Pacto Político y Social por la Educación anunciado por el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, y reclamado por el Rey en el acto de inauguración oficial del nuevo curso escolar presidido por Don Juan Carlos en el colegio Alto Ebro de Reinosa.
Profesores y maestros deben recuperar el protagonismo y la autoridad perdidos dentro del sistema educativo, tanto en los centros públicos como en los concertados y privados. Las agresiones al profesorado se suceden por toda la geografía deteriorando la relación profesor-alumno, de ahí la urgencia de articular medidas desde los poderes públicos, pero con el mayor consenso social posible, que fortalezcan la figura del docente.
El director del Informe Pisa, Andreas Schleicher, ha reivindicado la necesidad de “cultivar el amor de los estudiantes por el aprendizaje”. Totalmente de acuerdo, y si para ello hay que aumentar el nivel de exigencia a los alumnos, pues habrá que hacerlo.
Las aulas de quienes crecimos con la EGB, el BUP, el COU y la FP poco o nada tienen que ver con las actuales, pero al margen de los contenidos curriculares de entonces y de ahora, creo que antaño al profesorado se le respetaba más y al alumno también se le exigía más.
Publicado el 18 de septiembre de 2009 a las 14:00.