Archivado en: Fútbol, Copa del Rey, CD Mirandés
¡Cuántas tardes inolvidables las que nos ha hecho vivir el CD Mirandés y cuántas las que nos quedan por delante! Tardes de nervios, de emociones, de decepciones, de júbilo; todas ellas, tardes en rojo y negro. Tardes de fiesta y de alegría desbordada, como aquella del 28 de junio de 2009 cuando el equipo ascendió a Segunda División B; y tardes de lágrimas, rabia e impotencia como la del 26 de junio del año pasado, cuando a pocos minutos del final el Guadalajara frustró el ascenso de los rojillos a Segunda.
Por eso, la del pasado martes en Anduva fue una tarde-noche memorable, histórica, de esas que no quieres que acaben. De esas en las que la emoción, horas después, te impide conciliar el sueño. De esas en las que piensas que por fin, han ganado los nuestros, los modestos, los humildes, los que de verdad se lo curran y a los que nadie regala nada. ¡Cómo no sentirse identificado con estos nuevos héroes!
La admirable gesta lograda por el Mirandés al colarse en semifinales de la Copa del Rey después de eliminar a tres Primeras -Villarreal, Racing de Santander y Espanyol- ha fascinado a toda España. Un equipo modesto como el de Miranda ha demostrado al mundo que con trabajo, ilusión, ganas, actitud y el apoyo de una afición ‘10’ como la de Anduva se pueden mover muchas montañas. ¡El Mirandés de los milagros!, titulaba su crónica un colega. ¡Qué grande es el Mirandés!, escribía otro.
Las simpatías que han despertado los jugadores del Mirandés son el fruto de su buen juego en el campo, donde pisan sin complejos y sienten verdaderamente los colores del club al que representan. El capitán del equipo, Pablo Infante, daba las gracias “a toda España” al finalizar el partido del martes por los apoyos y muestras de cariño recibidas, pero las gracias debemos dárselas nosotros a ellos por demostrar que los sueños pueden hacerse realidad si tenemos coraje para perseguirlos.
Publicado el 27 de enero de 2012 a las 11:45.