Cáritas Burgos presentó esta semana la memoria correspondiente a 2013, el sexto año de una crisis que, por desgracia, ha agrandado los espacios de exclusión social para los ciudadanos que peor lo están pasando. El factor empleo es determinante en las condiciones de vida y cuando una persona es expulsada del mercado de trabajo aumenta el riesgo de exclusión.
Los efectos que la crisis ha generado tardarán mucho tiempo en desaparecer y lo grave es que pueden quedar secuelas imborrables. La pérdida de empleo, la reducción de las rentas y de la capacidad adquisitiva de las familias como consecuencia de la subida de impuestos y de los ajustes salariales, y los recortes en las prestaciones y servicios sociales dibujan un escenario en el que aumenta la pobreza, se acrecienta la desigualdad entre la población y muchas familias no pueden hacer frente a necesidades básicas como las relacionadas con la vivienda (tales como el pago de la hipoteca o del alquiler, los recibos de gas, electricidad, comunidad, etc.) y la alimentación.
La Encuesta sobre Integración y Necesidades Sociales de la Fundacción Foessa 2013 concluye que los ámbitos del empleo, de la vivienda y de la salud son, precisamente, los que más han aportado al aumento de la fractura social en nuestro país, que se ha “ensanchado” un 45%.
Por eso, la reflexión que propone Cáritas Burgos y el informe Foessa, en el sentido de reforzar el sistema de protección social y garantizar una renta mínima digna para los colectivos más vulnerables y los ciudadanos con mayores dificultades para afrontar su situación personal y familiar, se hace más necesaria que nunca.
Si a los ciudadanos se nos piden esfuerzos, también está en nuestro derecho exigir a los gobernantes esos mismos esfuerzos, o mayores si cabe, para que los sistemas de protección social no vayan a menos sino a más.
Publicado el 29 de mayo de 2014 a las 22:00.