Noticias de Burgos

Punto y seguido, que no final.

Tras el rechazo por unanimidad de los 17 miembros del Consejo de Administración de Caja de Burgos al proyecto de fusión con Caja España y Caja Duero, decisión que, por cierto, ha sido muy bien recibida por la inmensa mayoría de la sociedad burgalesa, la entidad de ahorro presidida por José María Arribas se dispone a iniciar un nuevo camino en busca de diferentes compañeros de viaje con los que poder fortalecer la caja, darle una mayor dimensión, mayor tamaño, para adaptarse al nuevo entorno financiero. La puerta está abierta a futuras alianzas, pero no a cualquier precio.

Diseñar un proyecto de fusión, principalmente en base a criterios de reparto o de tamaño, no parece ser la mejor fórmula. La profesionalidad, eficiencia y solvencia de la caja burgalesa debería haber sido un argumento de peso y factor determinante a la hora de definir el esqueleto de la futura entidad resultante de la fusión en marcha. Pero no lo han entendido así Caja España y Caja Duero. Ambas, por unanimidad de los miembros de sus consejos de administración votaron a favor de la fusión. ¡Cómo no, si todo quedaba en sus casas!

Arribas ha manifestado que se ha perdido “una oportunidad histórica” para crear una nueva caja, la que estaba llamada a ser la sexta del país en volumen de activos, pero también ha subrayado que la solvencia de la caja “nos da una garantía en solitario para el futuro”. Así seguirá hasta que en el camino hacia esa “mayor dimensión” surjan nuevos compañeros de viaje que sepan entender que una fusión no es solo un reparto de sedes.

De agradecer es el voto de los consejeros políticos del Consejo de Administración, que han sido coherentes con lo que dicen los informes técnicos relativos a esa fusión y han antepuesto los intereses de la caja a la disciplina de partido.

Publicado el 13 de noviembre de 2009 a las 14:00.

               

Castilla y León está a punto de estrenar modelo financiero. La fusión de Caja España, Caja Duero y Caja de Burgos, las tres entidades en negociaciones desde hace meses, podría materializarse en los próximos días y dar como resultado una nueva entidad, la sexta del país en volumen de activos, o por el contrario, quedarse en ‘agua de borrajas' y en un acuerdo a dos, si finalmente Caja de Burgos abandona el proceso negociador.

Extra-oficialmente han trascendido muchos aspectos de la fusión pero mientras no haya una declaración oficial de los órganos de gobierno de Caja de Burgos, da la impresión de que la entidad burgalesa sale perdiendo en este proceso. Si nos atenemos al reparto de sedes, Burgos queda relegada a un segundo o tercer plano, asumiendo la sede de negocio, empresas participadas. Presidencia, Dirección General, Obra Social, Informática y Servicios Centrales se irían a León y Salamanca. En toda negociación, todas las partes deben estar dispuestas a rubricar cesiones, pero la solvencia de la caja burgalesa debería ser un argumento de peso a la hora de definir el esqueleto de la entidad resultante de la fusión.

‘¿Qué gana Burgos con esta fusión?' es la pregunta que más se oye estos días en Burgos. Yo todavía no he encontrado respuesta. O es que en vez de esta pregunta debemos plantearnos ‘¿Qué gana Castilla y León con esta fusión?' y dejar a un lado planteamientos localistas y provincianos.

Los miembros del Consejo de Administración de Caja de Burgos, -seis representantes del Partido Popular, dos del Partido Socialista, seis en representación de los impositores, dos de los empleados y uno de las entidades de interés general-, deberían pensar en Burgos, fundamentalmente, cuando tengan que votar, el martes día 10 de noviembre, sobre la fusión planteada. Supongo que los consejeros de Caja España votarán pensando en León y los de Caja Duero en Salamanca, aunque todos sabemos que un pacto político planea en el horizonte.

 

 

 

Publicado el 9 de noviembre de 2009 a las 20:15.