Más seguridad, pero también más educación y civismo
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En primer lugar, desde estas líneas mi solidaridad con los familiares de la víctima. Una vida truncada por la sinrazón de un grupo de jóvenes cuyo comportamiento evidencia una total falta de... de todo.
Jonatan había finalizado su jornada laboral -trabajaba como camarero en el bar La Espadería- y en el momento de los hechos se encontraba solo, tras haberse despedido de sus compañeros de trabajo.
Al parecer, según ha informado la Subdelegación del Gobierno, el móvil de la agresión fue la negativa del joven camarero fallecido a dar un cigarrillo a uno de los miembros del grupo, lo que originó que alguien le insultara gravemente. Jonatan les recriminó el insulto, y los agresores, amparados en la superioridad númerica del grupo, se abalanzaron contra él y le agredieron salvajemente, dejándole tirado en la acera y dándose a la fuga. Los golpes que Jonatan sufrió en la cabeza le produjeron la muerte sobre las cinco de la madrugada. ¿En qué mente cabe hacer algo así? ¿qué induce a una persona a golpear a otra hasta matarla?
La zona en la que ocurrieron los hechos es escenario habitual durante los fines de semana de enfrentamientos, peleas y actos de vandalismo y la sensación de inseguridad ciudadana es palpable. No hay más que preguntar a vecinos y profesionales que desarrollan su actividad en la zona. No sé si la solución es una mayor presencia policial, supongo que ayudaría a evitar altercados, pero sí sé que hay que redoblar los esfuerzos en el ámbito educativo para que entre las nuevas generaciones no haya más gente como los cinco detenidos que acabaron con la vida de Jonatan.
Publicado el 15 de mayo de 2009 a las 13:00.