Las 109 primaveras de Felipa
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Con unos cuantos días de adelanto, dedico estas líneas a Felipa, una entrañable mujer que el día 11 de abril celebra su 109 cumpleaños. Sí, han leído bien, 109 primaveras a sus espaldas que le hacen merecedora –yo lo creo así– del título ‘Abuela de Burgos’.
Felipa Gutiérrez López es natural de Torresandino, localidad que abandonó en plena adolescencia, a los 16 años de edad, para trabajar como doncella en la casa de una acomodada familia de la Isla. Allí estuvo trece años. A los 31 se casó y hace 15 que enviudó.
Conocí a Felipa a través de Casta, su hija, mi vecina, y en su 106 cumpleaños tuve la suerte de compartir con ella unos pasteles en su domicilio de la calle San Lesmes, donde vive con otra de sus hijas, Vicen. Allí que me fui para hacerle una entrevista que publicamos en Gente en Burgos el 28 de abril de 2006. ¡No vean lo guapa que se puso para las fotos y lo bien que ejerció el papel de anfitriona!
Dicen los expertos que la longevidad, en un 25%, viene determinada por la genética y que el 75% restante depende de factores ambientales, externos, como la nutrición, la educación, los hábitos dietéticos y sociales. Felipa me confesó el secreto de su longevidad: buena salud y mucho, mucho trabajo. Tomemos nota, pues. Felipa, ya les he contado, empezó a trabajar muy joven, a los 16 años, y durante más de cuarenta fue cocinera en una pensión de la capital. ¡Menudos guisos preparaba!
El sábado día 11, Felipa celebrará su 109 cumpleaños en compañía de toda su familia y amigos, dichosos porque la abuela sigue a su lado. La imagen superior corresponde a la fiesta de cumpleaños de su 108 cumpleaños.
Yo tuve la inmensa suerte de conocer a mis cuatro abuelos, Jesús y Eusebia, y Félix y Benita, y de disfrutar de su compañía durante más de dos décadas de mi vida y, aunque estas líneas son para Felipa, en su 109 cumpleaños, quiero extenderlas también a todos los abuelos y abuelas, porque son únicos, especiales, aunque a veces se vuelvan egoístas y un poco gruñones. Y a los que todavía tenéis la suerte de poder escuchar sus ‘batallitas’, solo os pido una cosa. No les olvidéis. Cuando no están, se les echa mucho de menos.
Hoy, como veis, he entrado en el mundo de las emociones, el único que nos queda auténtico. Quizás haya sido un atrevimiento, o una cursilería, pero de vez en cuando, hay que hacerlo para no olvidar lo realmente importante en esta vida. Siempre esperamos, algo o a alguien, vaya usted a saber, y siempre recordamos. ¿Recuerdan la cita prestada de Alessandro Baricco que les dejé hace unos días? Pues eso.
Salud, trabajo... y sean felices.
Publicado el 3 de abril de 2009 a las 13:00.