Me lo expliquen, por favor
Me lo expliquen, por favor. Tiene que llegar una crisis de tal magnitud como la actual para que en los llamados países desarrollados iniciemos la senda de pasar del todo a la nada. A nadie se le escapa que en este país (y en muchos otros) se ha vivido por encima de las posibilidades reales de cada cuál. Gastando como si el dinero fuera un maná ilimitado procedente de una fuente divina inagotable. ¿Por qué en época de bonanzas no se han gestionado adecuadamente los recursos públicos? ¿Tan difícil es aplicar sentido común en la toma de decisiones por parte de quienes gobiernan nuestros destinos desde alfombrados despachos en los que pierden toda noción de la realidad?
El malestar -cabreo si nos dejamos de expresiones políticamente correctas- entre el personal es más que comprensible. “A este paso vamos a tener que pagar por respirar”, me comenta un conocido que peina canas al hilo de la previsión, a medio plazo, de establecer peajes por circular por autovías. Y digo yo, si vamos a tener que pagar por transitar por dichas vías, ¿va a liberalizar el actual gobierno la Autopista AP-1 entre Burgos y Miranda? Me lo expliquen, por favor.
Prioricemos, señores políticos. ¡Cuán mejor nos hubiera ido si lo hubieran hecho en tiempos de vacas gordas y no ahora, obligados por las circunstancias y unas arcas públicas en números rojos!
Ahorro económico, austeridad, políticas de contención del gasto, planes de ajuste, reformas estructurales, estabilidad presupuestaria, limitación de la deuda pública, optimización de gastos, búsqueda de la eficiencia... son solo algunos de los términos con los que día tras día los gobernantes nos recuerdan lo mal que está todo y que todavía serán necesarios más recortes para mantener la sanidad, educación y servicios sociales públicos. Empiecen por dar ejemplo, por favor, y no hagan del contribuyente la única diana de sus medidas.
Publicado el 4 de mayo de 2012 a las 12:45.