Vale más erección en mano que autosugestión volando
Archivado en: Jim McGarcía, Erección, Teorías; Ruso
Aquí, tumbado en el sofá mirando hacia el techo, se me ocurre que tengo que tener los pulmones hechos una auténtica mierda. He visto cabezas deshidratadas por los jíbaros con mejor aspecto que mis pulmones. ¿Que cómo lo sé? Bueno, por un lado acabo de ver en Discovery Channel un documental sobre jíbaros titulado "Saca todo el jugo a tu cerebro". En cuanto al aspecto de mis pulmones... sólo hay que ver el tono parduzco del la parte del techo que protege el sofá de la lluvia y la lluvia del humo del tabaco.
Dos semanas lleva ya Paco desaparecido, dos semanas bastante jodidas. Me resulta muy extraño este sentimiento de preocupación. Es una especie de picor continuo en un lugar indefinido de la espalda. Paso el día intentando rascarme en el sitio apropiado sin éxito, mientras que el picor se pasea de puntillas subiendo y bajando por el vello de mi poca conciencia (¡guau, una frase genial Jim!).
Lo de las flores no salió bien. Es decir, no del todo. Imaginemos la situación: Jim McGarcía entra en un pub de Chueca con un ramo de flores en la mano. Los asistentes, enternecidos, no pueden evitar ponerse a aplaudir mientras preguntan a voces por el afortunado. El afortunado, o sea Paco, no hace acto de presencia. Con intención de preguntar al ajustado camarero por el paradero de mi amigo, consigo llegar a la barra entre vítores y palmadas en la espalda (no sé por qué cuando cuento esta historia la gente da por hecho que las palmadas eran en el culo). Ya con Bonnie Tyler sonando de fondo (el DJ se había unido a la fiesta), me entero de que Paco lleva dos semanas sin ir a trabajar. Que el primer día que faltó dijo que tenía un asunto que resolver y que no ha vuelto a aparecer. Me dice también que no soy el primero en preguntar por él, que un ruso de dos metros con pelo y bigote de cepillo también había estado buscándole.
Tras agradecerle la información, justo al darme la vuelta, la exaltada clientela prorrumpió en abucheos y amenazas al camarero, pues pensaban que había rechazado una romántica declaración y me dejaba compuesto y con ramo. Pude oír los gritos de terror tras la barra cuando las mismas palmadas de antes me arrastraban hacia la salida. El último sonido que dejé tras de mí en el pub fue el del crujir de los vasos que se incrustaban en la cabeza del último hombre que me rechazó, acompasados con los gorgoritos de Mónica Naranjo.
Ensimismado en mis pensamientos, y dándole vueltas a asquerosas versiones de lo que el primo ruso de Freddy Mercury podría estar haciéndole a Paco en esos momentos, me tropecé de frente con María. A partir de ahí, número de flores, de lo siento mucho, de he salido con este ramo con la esperanza de encontrarte. Total, un polvo de los que ya no quedan. Una noche de sexo y pasión como sólo seis ramilletes de margaritas y la cabeza ocupada en otra cosa pueden proporcionar.
Al día siguiente, intercambio formal de teléfonos, promesas de futuros encuentros y una breve charla sobre Paco del tipo:
- ¿Qué tal Paco?, hace tiempo que no le veo...
- Pues ya sabes -digo yo- bastante liado, con lo del ruso ese y tal.
- ¿Qué ruso?
-Nada, un colega de Paquito. Seguro que está bien.
Desconozco por qué tengo esta habilidad para evitar que nadie se meta en mis asuntos, ni en los asuntos de Paco. Para el caso, ahora ambos son lo mismo.
Después de despedir a María con siete u ocho "bueno...." seguidos por multitud de puntos suspensivos, retomo mis pensamientos sobre el humo del tabaco, y aquí estoy de nuevo. Tiempo presente y mil teorías distintas sobre el paradero de mi amigo:
- Puede haber conocido a un amante y estar bien.
- Puede haber conocido a un amante y estar buscando la píldora del día después. No, eso no puede ser. Paco es gay y ya han pasado quince días. No funcionaría.
- Puede haber conocido a un amante y que éste le haya secuestrado (no Jim, no lo descartes tan deprisa).
- Puede no haber conocido a un amante en años y haberse tirado al Manzanares con los patos. Con los patos y un bloque de hormigón.
- Puede que quisiera que yo fuera su amante y le dé miedo volver a casa (no, esto no es Dawson crece).
- Todas las anteriores teorías sustituyendo la palabra amante por la palabra ruso.
- Puede que no tenga que ver con amantes y sí con pasta. (Sería el secuestro más estúpido de la historia porque Paco no tiene un puto duro de las antiguas pesetas). El ruso me encaja en esta versión. No es que quiera asociar a los rusos con un estereotipo negativo de los eslavos, pero me he criado viendo películas de Schwarzenegger y esas cosas pasan.
- Puede que el mundo haya dado un salto en el espacio-tiempo y Paco se haya quedado atrás.
- Puede que le haya abducido un OVNI y extraterrestres comandados por Íker Jiménez le dieran su peculiar bienvenida a la nave del misterio.
- Puede que haya pasado de mí, se haya cansado de Madrid y se haya ido a un lugar más tolerante con la homosexualidad, tipo San Francisco. En la línea de Sean Penn pero con gafas de pasta.
- Puede que... buff, no tengo ni idea.
Paco, ¿dónde coño estás y por qué hay un ruso en esta puta historia? Si alguien tiene alguna pista, se lo agradeceré de todo corazón. Puede que no tenga dinero, pero tengo cantidad de cajas de Biagra y, como decimos en la profesión, vale más erección en mano que autosugestión volando.
Publicado el 17 de abril de 2009 a las 10:15.