Balón dividido

Una vez más me vuelvo a encontrar con un hecho puntual a la par desagradable y es que en los medios han salido publicadas las amenazas de muerte recibidas por mi compañero y árbitro internacional Daniel Hierrezuelo durante los dos primeros partidos de liga ACB del año 2010, en ellos, sectores de la grada repletos de aficionados de Cajasol y la famosa demencia del Estudiantes gritaban ¡Hierrezuelo, esta noche mira bajo el coche! Como si de un comando terrorista se tratara. Es momento entonces de reflexionar sobre lo que realmente le importa al mundo del deporte la vida de algunos de sus participantes.

Lamentablemente este acto se ha repetido en ocasiones anteriores, las más conocidas provocadas en el mundo del fútbol por la afición del Chelsea londinense, una afición que tiene en su palmarés el "orgullo" de haber retirado de los campos a uno de los mejores árbitros internacionales, el sueco Anders Frisk, quien tomara esa decisión tras numerosas amenazas de muerte recibidas en su domicilio. Hecho que volvería a repetir la afición de los "blues" con el noruego Tom Henning Ovrebo, amenazado tras la eliminación del Chelsea de la Champions League de manos del Barça que sirvió como aliciente para que medios de comunicación ingleses y aficionados reprimieran su ira pidiendo la vida del colegiado.

Más escalofriante aún es una historia ocurrida en la liga autonómica gallega en la que el árbitro Óscar Chouciño se vio obligado a suspender un partido en el descanso cuando un aficionado se acerco a él con un revolver en la mano y un cargador de balas diciendo mientras señalaba el cargador "¡esta es para ti, y no es broma!

Aunque por desgracia, existen ocasiones en las que esas amenazas no quedan ahí, aún recordamos en nuestra memoria reciente aquel partido de fútbol juvenil entre el Betis y el Cerro del Águila en el que los jugadores agredieron al árbitro mientras padres y acompañantes animaban sin cesar pidiendo la vida del árbitro. Otro caso similar ocurrió en Palma dónde un jugador del Cardassar amenazó de muerte al árbitro y trato de cumplir su amenaza.

Pero que vamos a decir de los árbitros, si hasta el reconocido a nivel profesional como mejor árbitro del mundo Pierluigi Colina abandonó el arbitraje por las amenazas anónimas que recibía en su domicilio.

Más allá de los hombres de negro se han vivido situaciones realmente duras en las que el deporte ha sido la razón por la que algunos han perdido la vida. Como por ejemplo aquel septiembre negro de 1972 en el que los palestinos tomaron como rehenes a once miembros del equipo olímpico israelí tiñendo de sangre los Juegos Olímpicos de Munich.

Más recientemente nos encontramos el desconocido caso del portero juvenil de la selección de Benín, Yaussouf Samiou, quien fue apuñalado por razones desconocidas en la playa del hotel donde se alojaba su equipo disputando la Copa de África.

Pero en nuestras fronteras también ocurren éstas cosas, corría el 15 de mayo del 2001 cuando los ciclistas del Kelme Ricardo y Javier Ochoa entrenaban y un coche invadió el arcén llevándose al primero de ellos por delante y dándose a la fuga, lo que propició su muerte y el luto en el mundo del ciclismo.

Aunque sin lugar a duda, el acontecimiento más trágico del mundo del deporte fue en 1994, tras el mundial de fútbol de Estados Unidos. Allí la mejor selección colombiana de todos los tiempos, a las órdenes de Pachu Maturana y con grandes estrellas como Higuita, Tren Valencia y Valderrama, quedaba eliminado de la mano del anfitrión por un desgraciado autogol del defensa Andrés Escobar. Diez días más tarde, fue asesinado por doce disparos y en cada uno de ellos le gritaban "¡Toma gol!"

Esperemos que estos hechos cada vez ocurran menos y que la famosa frase "el deporte es vida" pueda leerse al pie de la letra en todos los ámbitos del deporte.

Publicado el 21 de enero de 2010 a las 19:45.

               

Hemos de reconocer que son muy pocos los deportistas "profesionales" que se dedican a practicar un deporte por dinero, eso quiere decir que son muchos los que practican deporte con otros fines, bien sean sociales, educativos, o lucrativos.

A la hora de saltar a un campo o una pista es importante tener en cuenta muchas cosas, la primera de ellas debería ser la razón por la se ha decidido participar en ese equipo o a ese deporte. Si lo que pretendemos es divertirnos, tendremos que saltar al campo con ganas de pasar un rato agradable, si lo que queremos es disfrutar de la compañía de nuestros amigos o el grupo con el que practicamos ese deporte deberíamos aprovechar el momento, interaccionar con esos compañeros e incluso con rivales y resto de personas que pueden acudir a ver nuestros partidos.

Sin embargo por otro lado está el objetivo de ganar la competición; si alguien practica un deporte de forma amateur con el único fin de ganar, creo que está cometiendo un error, pues aunque sí es un objetivo que tendría que estar presente, es más bien secundario, claro que si ganas te diviertes más, los compañeros estáis más unidos... por lo tanto ese objetivo debería quedar en un segundo plano pero que es en ocasiones necesario para cumplir el primero.

Personalmente, mi objetivo a la hora de participar en algún deporte es que sea educativo y formativo, es decir, que mientras te diviertes con tus compañeros (objetivo anterior) simultáneamente te estés formando como persona, tanto físicamente como personalmente. En los campos hay que comportarse con educación, respetar a los compañeros, a los rivales, a aficionados y a árbitros, un claro ejemplo de ello es el rugby en el que los jugadores llaman  a los colegiados "señores" durante los partidos, una clara muestra de respeto y educación en un deporte que tiene varios tintes de agresividad.

Por desgracia es complicado encontrarse un fin de semana en el que no aparezca alguna noticia que demuestre la falta de educación y respeto que se vive en el deporte, es más, los que habitualmente visitamos las diferentes competiciones podemos ver como esa falta de educación está presente tanto en jugadores como en aficionados.

Es habitual que los jugadores "peguen" a sus rivales con el fin de hacer daño y de humillar al rival, o bien que se insulte a los árbitros, se les haga gestos y lo que es peor, se les lance cosas desde la grada. Todos estos comportamientos deberían estar más sancionados, deberían evitarse y además se tendría que hacer una reflexión sobre su conducta.

Por lo tanto me gustaría invitar a todos los jugadores y aficionados a que cuando se encuentre en algún campo traten de fomentar las buenas conductas, los buenos comportamientos y la buena educación, con el fin de hacer crecer tanto al deporte como a sus deportistas.

Publicado el 19 de octubre de 2009 a las 18:30.