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Una de las figuras más respetadas a lo largo de la historia en nuestra sociedad es la del profesor, aquella persona que enseña unos conocimientos que controla a la perfección y sobre la que ha recibido una formación específica. Sin embargo, en el mundo del deporte cada vez se asocia menos la figura del entrenador a la de un profesor, y eso es debido a varias razones que vamos a analizar:
En primer lugar, la edad a la que se comienza a entrenar suele ser muy prematura, un adolescente que lleva jugando apenas unos años cree que está preparado para enseñar a niños lo que él ha aprendido en su corta experiencia, sin embargo esa experiencia no suele ser suficiente.
En segundo lugar y relacionado con la temprana edad a la que se empieza a entrenar está que el hecho de convertirse en entrenador, a día de hoy, supone recibir unos ingresos económicos de forma sencilla que facilitan cubrir los gastos de ocio, incurriendo en el error de anteponer lo económico a lo formativo.
En tercer lugar nos encontramos con la falta de titulaciones entre los que enseñan determinados deportes, los cursos de entrenadores se ven más como un "saca-cuartos" de las federaciones deportivas que cómo la enseñanza de unas pautas comunes para poder transmitir conocimientos. De ahí que sean pocas las personas que se animen a realizar cursos de entrenador o asistir a clinics y conferencias.
También existe el punto de vista de que no se debería pagar por recibir esa formación, algo totalmente erróneo porque esa inversión económica que se realiza, muy posiblemente en un par de meses se vea cubierta y a la larga también recompensada. Además en el mundo del deporte no vemos el proceso formativo como algo necesario, esto es totalmente ilógico si lo comparamos con otros campos de la formación, ¿Cuánto cuesta nuestra formación académica a lo largo de nuestra vida? Esta pregunta es prácticamente imposible de contestar.
Con el paso de los años, la propia experiencia nos va transmitiendo conocimientos todo ello llega gracias a la interacción con deportistas y gente de su entorno, la corrección de errores, las charlas con otros compañeros entrenadores, etc. Pero bien es cierto que con el paso del tiempo si has acudido a actividades formativas tu experiencia habrá ampliado horizontes.
Por el contrario, la experiencia tiene una gran desventaja y es que se adquiere con el paso de los años, al igual que el transcurso de la vida y por lo tanto son muchas las personas que han de abandonar su carrera como entrenadores por una carrera laborar que les permita vivir el día a día, sin embargo, esas experiencias y conocimientos que han recibido con el tiempo podrán seguir siendo una fuente formativa cuando se habla con alguien del tema, o se recuerdan viejos tiempos hablando con los más jóvenes.
Por todo esto lo que me gustaría desde aquí es animar a todas aquellas personas que se encuentran inmersas enseñando a niños (y no tan niños) a practicar determinado deporte, que no dejen de lado su formación como tales, que no caigan en el error de tener una mentalidad de "si yo sé de sobra lo que hay que enseñar" (y créanme que lo veo cada día) por una mentalidad más profesional de "cuanto más aprenda mejor seré como entrenador y mejores serán mis jugadores", esta es la filosofía que nos han transmitido en los últimos años dos de los entrenadores más laureados en nuestros país, tanto Vicente del Bosque tras el campeonato del mundo como Pepu Hernández al conseguir el mundobasket hicieron declaraciones de "he aprendido más de estos jugadores, que ellos de mí", esta es una filosofía muy profesional y que si se está de acuerdo con ella las posibilidades de crecer como entrenador son mayores, porque el saber no ocupa lugar y como bien dice el título del post, más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Publicado el 19 de noviembre de 2010 a las 14:15.