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Desde el otro lado del Atlántico escribo sobre mi última experiencia el torno al mundo del deporte, un partido de baseball entre los Blue Jays y los New York Yankees, y no es que éste sea un deporte que me apasione, es más, es la primera vez que veo un partido, sin embargo es sorprende todo lo que ocurre en torno a un evento deportivo, una mezcla de mis dos pasiones, el deporte y la publicidad.
¿Cómo definiríamos el deporte de alto nivel? Considero que la palabra que mejor lo definiría sería espectáculo. Las empresas invierten altas cantidades económicas para que las entidades deportivas puedan fichar a las "figuras" de su espectáculo y así hacerse populares entre la población. Pero existe una gran diferencia del concepto espectáculo entre Europa y Norte América.
Para los europeos el espectáculo está en un regate inverosímil, un lanzamiento sobre la bocina que se convierte, un paralelo demoledor o un adelantamiento sobre la línea de meta, entonces... ¿en que se invierte ese dinero? Lógicamente en deportistas que sean capaces de aportar alguna de esas cosas en su trabajo o que te den los títulos para que el equipo sea popular.
Sin embargo, al otro lado del charco la cosa cambia y mucho... ¿Qué es para los norteamericanos el espectáculo? Para ellos es acudir a un estadio donde se va a celebrar un acontecimiento deportivo (recalcar que es mucho más barato que en Europa) y allí hacer exactamente lo mismo que hacemos aquí pero con un fin totalmente diferente. Por ejemplo, vocear un nombre que nunca será el del jugador estrella del equipo, sino el de la marca que te va a regalar la cena si eres el más ruidoso; silbar, pero no al árbitro sino al vendedor de Hot Dogs y refrescos; hacer fotos, pero no al jugador que acaba de conseguir un tanto, sino a la mascota que corretea por las gradas; discutirás con los rivales pero no por una jugada polémica (ya se encargan de repetirla diez veces en el videomarcador) sino porque no pueden ganar ellos tus regalos; y saltarás con mucho ímpetu, no ante un punto de tu equipo sino para coger una camiseta o gorra que lanzan los animadores.
La inversión que las empresas hacen en el deporte norteamericano está estrechamente ligado al patrocinio en especie, es decir, independientemente de la cantidad económica que se ofrezca, la marca regala su producto para que sea repartido entre el público. ¡¡Y el público encantado claro!!
La verdad es que merece la pena ver un acontecimiento deportivo norteamericano aunque personalmente prefiero mi bocata de jamón en el descanso de un buen partido.
Publicado el 11 de agosto de 2009 a las 03:45.