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El inicio del curso escolar viene dado de la mano con una serie de actividades extraescolares que en un gran porcentaje se traducen en la práctica de algún deporte. Entonces colegios y clubes buscan entrenadores que puedan cubrir esa demanda de niños que pretenden practicar un deporte, pero por desgracia son pocos los entrenadores preparados para trabajar con niños, y todos los que estamos dentro del mundo del deporte vemos actuaciones que no ayudan a la formación de los participantes. Por ello, y si a alguien le sirve de ayuda, me gustaría crear este decálogo de normas que todo entrenador debería tener en cuenta y que algunas de ellas pueden considerarse más importantes que cualquier titulación o competición y que por suerte o por desgracia se aprenden con el paso de los años.
1. Los niños tienen derecho a jugar y divertirse. Éste es el primer punto de la declaración de derechos de la infancia aprobado por la Organización de Naciones Unidas en 1959 y que sigue en vigor. No podemos olvidar que "jugamos partidos", entrenamos haciendo "juegos", y en ocasiones a los deportes se los llama también "juegos" (como los "juegos olímpicos"). Por lo tanto queda patente que jugar va inmerso en el deporte, y como para la RAE jugar significa "hacer algo con alegría y con el solo fin de entretenerse o divertirse", tenemos que buscar que nuestros juegos sirvan para que sus participantes se diviertan.
2. El entrenador es un educador. Como ya he mencionado antes, el deporte sirve como actividad extraescolar pero integrada dentro de muchos planes de estudio. Un entrenador ha de ser consciente de que antes que enseñar un deporte está ahí para educar y ayudar a los niños a crecer como personas aprendiendo de su entorno. En un post anterior citaba la capacidad de aprendizaje de los niños por imitación, y de ahí que cuando se dirige un grupo haya que medir con creces las palabras, los gestos, las formas, etc.
3. Ser conscientes de las limitaciones de los niños. Ellos no tienen culpa de sus defectos y limitaciones motoras o psicológicas que les impida un mejor aprendizaje y desarrollo atlético. El primer objetivo que tenemos que plantearnos cuando trabajamos con un grupo de niños, especialmente con los más pequeños, es desarrollar la psicomotricidad de nuestros deportistas, ya que un buen trabajo desde que son pequeños servirá para que su cuerpo pueda aprender más rápidamente otros aspectos planteados en el futuro.
4. Hacerse respetar mientras se es querido. Los niños pasan muchas horas durante el curso con sus entrenadores, de ahí que ello deba traducirse en un cariño que demuestre que el entrenador es una persona cercana y sobretodo de confianza, que sus consejos e indicaciones sean fielmente creídas por sus alumnos para ser llevadas a la práctica. Pero a la vez hay que ser respetado, que los niños sepan que el entrenador es quien dirige y que sus directrices son las más correctas debiendo seguirlas por el bien personal y del grupo.
5. Gritar no sirve para mejorar. El entrenador debe demostrar educación como ya citamos en el punto segundo, no debe utilizar frases mal sonantes ni perder los nervios. La irritación que puede provocar que los niños estén desconcentrados, indisciplinados o simplemente porque las cosas no están saliendo bien, han de solucionarse mediante recursos más didácticos como incrementar la participación activa o aumentar la esencia lúdica de las tareas orientadas. Los gritos solo llevan a un mal estar generalizado que además eleva esa irritación.
6. Los tres pasos a seguir: explicación, demostración y corrección. El primer paso siempre ha de ser una explicación breve y concisa de lo que se va ha hacer y que pueda quedar clara. Acto seguido una pequeña demostración (que no tiene porque ser a velocidad real, sino que ralentizada suele quedar más clara) que demuestre lo que se pretende. Tras este paso podríamos incluir el de la repetición de los dos anteriores todas las veces que sea necesario mediante diferentes formas o recursos para que quede claro. Y por último la corrección, decirle a un niño que algo está mal hecho sin una explicación de porqué, es como decirle que los dedos no se meten en un enchufe, solo centrará su atención en lo que está mal sin saber porqué, incitándolo a repetirlo. Por lo tanto aconsejo que en lugar de indicar lo que está mal, se indique como debería haberse resuelto la misma situación de forma más eficaz.
7. No precipitar las enseñanzas. Este es uno de los errores más comunes entre los entrenadores de formación. Se entrena para ganar olvidando que las pequeñas cosas y más simples que han de aprenderse a determinada edad ayudarán para que el objetivo de ganar sea más fácil en edades superiores en las que sí sea lo principal. Los manuales que en muchos clubes desarrollan los directores deportivos cobran gran sentido cuando son seguidos de inicio a fin. Por ello hay que ir paso a paso, la precipitación de entrenadores y padres puede llevar a estropear un futuro jugador.
8. Promover la autoevaluación y la autocrítica. Que los propios niños analicen sus comportamientos y sus acciones, que vean si está bien o si está mal y que sean ellos mismos los que busquen soluciones a los problemas. Ello les irá ayudando a resolver situaciones durante el juego.
9. Querer crecer como entrenador. Y con esto no me refiero a subir de categoría, sino a seguir aprendiendo y mejorando para poder enseñar más y mejor a tus jugadores. Que los errores se conviertan en un foco de referencia para el aprendizaje.
10. Aprovechar la competición. Todos hemos pecado alguna vez de buscar la victoria por encima de todo, olvidando que tenemos personas en el banquillo con toda la ilusión del mundo pero que por alguna razón rinden por debajo de otros compañeros. La competición ha de ser aprovechada como una puesta en práctica más real de lo entrenador durante la semana, que todos los niños sean capaces de demostrar lo aprendido mientras a su vez se divierten. Hay que buscar objetivos en cada competición y en cada partido, y los resultados deberían quedar de un lado buscando otros más eficaces de cara al futuro, como puede ser robar X balones, que todos toquen el balón X veces, que todos anoten, y sobre todo, que cada uno de los componentes esté contento cuando termina un partido.
Estas son solo algunas premisas importantes a la hora de dirigir un grupo, hay muchas más que me dejo en el tintero pero que ahora podéis ampliar con vuestros comentarios. Os dejo un video de motivación ante una situación difícil bien salvada por el entrenador.
Publicado el 10 de marzo de 2010 a las 20:00.