Lanzar la piedra y esconder la mano
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Desde 1948 la Libertad de Expresión es considerada un derecho fundamental del ser humano, esto es concebido como la libre difusión de ideas por la que tanto lucharon durante la ilustración filósofos como Montesquieu, Voltaire y Rousseau. Pero tras esta ley se esconde una gran laguna, y es aquella que alberga lo relativo al anonimato.
Esto no es nada nuevo, en Roma son populares las estatuas de "Il Pasquino" y "La bocca della veritá", en las que la gente coloca sus protestas de forma anónima. Todo esto del anonimato siempre ha servido para luchar contra el sistema, la política y los gobiernos regentes en países y ciudades pero la nueva era digital ha abierto un mercado mucho más amplio y complejo que permite a los usuarios descargar su odio contra todo aquello que molesta mientras se mantiene la tranquilidad de no ser descubierto.
En el mundo de la literatura el anonimato es algo que está permitido legalmente pero siempre y cuando en el registro de la obra haya una cabeza visible que pueda responder a los derechos y obligaciones que se deriven de la obra. De ahí que en internet a la hora de escribir opiniones y comentarios se suelan pedir algunos datos para poder identificar a la persona que escribe. Sin embargo esta omisión de datos o la falsedad de los mismos son una práctica habitual.
Es por todo esto que en las noticias deportivas suelen aparecer múltiples comentarios y casualmente los que más daño buscan hacer o suponen una crítica mayor, son aquellos que aparecen bajo un pseudónimo o Nick. De ahí que en en tiempos difíciles para el deporte en los que algunos equipos se están jugando el descenso de categoría, ganar una liga, creando nuevos proyectos, etcétera, los aficionados se expresen en los medios digitales.
Investigando un poco en ediciones digitales de periódicos se puede observar que los comentarios que los usuarios escriben se podrían ir englobando en las siguientes categorías: Opinión personal, ampliación de información, comentarios sin trascendencia, críticas sobre el artículo o sus protagonistas, discusión a otros comentarios, insultos a los deportistas o clubes del artículo y críticas/insultos al medio de comunicación.
Las dos primeras categorías podríamos decir que son aquellas para las que se creó la opción de añadir comentarios en las publicaciones, pero por desgracia no son las más habituales ya que la categoría que más se repite es la de criticar al artículo y los personajes que aparecen en él junto a la crítica a otros comentarios. De ahí que esa fuente de transmitir información u opiniones personales se ha convertido en una descarga de odio o frustración sobre lo que aparece escrito. En lo relativo a los insultos bien es cierto que si son omitidos en muchos medios, ya que deben pasar un filtro antes de su publicación, en los medios en los que para opinar es necesario dejar datos personales son menores; éstos se incrementan enormemente en aquellos medios que o bien no tienen filtro o bien no necesitan datos personales para su publicación, sino que ésta se hace al instante de enviarla.
Pero el dato más escalofriante de todo esto, es que el 99% de los comentarios están escritos bajo un pseudónimo en la mayoría de los casos irreconocibles hasta para la gente del entorno más cercano a las personas, más aún cuando los comentarios tratan de fuertes críticas e insultos. Creo que tiene que ser duro para los deportistas encontrarse con injurias sobre ellos constantemente de personas que no solo no conocen sino que tampoco podrán saber nunca quienes son.
Creo que los comentarios de blogs y artículos deberían usarse para añadir información, para dar opiniones personales y porqué no, para criticar, siempre y cuando éstas críticas sean constructivas y no atenten contra las personas. Por ello que espero y deseo que todos los comentarios que aparezcan en éste blog se puedan englobar en alguna de éstas categorías y si es posible con nombres reconocibles, es así como conseguiremos hacer un periodismo más limpio.
Publicado el 14 de mayo de 2010 a las 18:45.