Donde el deporte, es sólo deporte
Han pasado cinco años desde mi primera experiencia deportiva internacional, varias en Suecia y alguna en Dinamarca y Holanda. Todas ellas siempre terminan con la misma reflexión ¿porqué es tan diferente la cultura deportiva del norte de Europa con respecto a la nuestra?. Esta cuestión además es secundada por el resto de amigos y acompañantes españoles que han participado en dicho torneos, porque realmente son enormes las diferencias existentes entre nuestro deporte y el suyo.
No me voy a centrar en aspectos técnicos y tácticos, que claramente basan su diferencia en el potencial físico de los deportistas (mucho más grandes y con envergaduras mayores), sino que el tema que quiero tratar es sobre la cultura deportiva, cómo la población desde los propios deportistas hasta los aficionados, basa la diversión de los eventos deportivos en la competitividad sana, y disfrutan con el espectáculo que se ofrece en el campo a través de jugadas y detalles de calidad.
Centrándome en el baloncesto que es lo que más he vivido de cerca (aunque el comportamiento es similar en otras modalidades), los partidos son realmente duros, con muchos contactos y jugadores que van al suelo en cada ataque, ahora como espectador del Sur de Europa (también aplicable a Sudamérica) pregúntese ¿cuál sería su reacción cuando se produce uno de estos choques violentos entre jugadores?. Seguramente se levantaría, daría voces, soltaría un par de lindeces a los árbitros o a los jugadores, etc. La reacción que predomina en el norte de Europa es la de aplaudir a la defensa en caso de robo de balón, o al ataque en el caso de continuar con la posesión, sin gritar a los árbitros o a los jugadores.
Pongamos otro caso habitual, ¿Qué hacemos como aficionados cuando nuestro equipo va perdiendo y el balón está en poder del contrario?, metemos presión silbando y abucheando al equipo atacante para provocar una pérdida, sin embargo, los aficionados norteuropeos centran sus esfuerzos en animar a sus jugadores, al unísono gritando "defense, defense".
También es destacable la actitud de los propios deportistas, estamos ya habituados a ver que cuando un jugador recibe un golpe lo más inmediato sea quejarse, perseguir al que ha cometido la falta, comer la oreja a los árbitros, incitar al público. Esto es exactamente todo lo contrario en estos países en los que los jugadores tratan de continuar el juego sin dar importancia a si han sancionado o no falta, y centrando sus esfuerzos en ayudar de nuevo al equipo sin perder una milésima de tiempo.
Y por lo general, en lo que respecta al entrenador, quién normalmente es la persona que más protesta, se lamenta y que en los partidos suele manifestarse dando espectáculo con árbitros y rivales, allí se dedican únicamente a dirigir, con protestas muy leves solicitando más una explicación que manifestando una queja. Como caso curioso destacar que cuando ves a un entrenador cuya actitud es más agresiva y dura con árbitros y jugadores lo normal es que dicho entrenador proceda del sur de Europa, generalmente de países balcánicos como Serbia, Croacia o Bulgaria, algo habitual entre el baloncesto escandinavo.
Otra curiosidad es que allí los partidos concluyen no sólo con el saludo entre los jugadores de ambos equipos, sino que se reúnen en el medio campo, unos en frente de los otros, y los capitanes de cada equipo dedican unas palabras al rival agradeciendo su esfuerzo, felicitando a vencedores y a vencidos, destacando el gran papel realizado y otras cosas similares. Aquí por desgracia cada vez nos estamos acostumbrando más a que en lugar de darse la mano, se den los puños como en el triste incidente ocurrido en el ascenso del Granada de fútbol.
Bien es cierto, que como en toda generalización existen excepciones y siempre hay algunos que llaman la atención, pero estos son los "raros" que en nuestra cultura deportiva serían los que abogan por el deporte sin preocuparse de las reacciones contra jugadores, árbitros, entrenadores y aficionados.
No con esto quiero criticar la actitud de deportistas y aficionados de nuestra zona, ni mucho menos, ya que la culpa de estas actitudes procede de una cultura generada con el paso de los años, pero sí que es cierto, que en ocasiones habría que aprender de estos países nórdicos, que no son potencias en algunos deportes pero sí un ejemplo a seguir en cuanto a cultura deportiva.
Publicado el 20 de junio de 2011 a las 23:30.
