No todo son baldosas amarillas
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La pasada semana hacía referencia a lo divertida que es la práctica de deporte desde que uno es niño hasta que se hace mayor o desde categorías amateur hasta profesionales, y créanme que me resulta muy extraño que nadie haya rebatido esa opinión o al menos de forma directa... ¡sin miedo!, que sé que mis lectores son practicantes o seguidores de diversos deportes y seguro que también han sufrido. En fin, tendré que comenzar por rebatirme yo.
Son muchas las razones por las que se sufre cuando se practica un deporte, ya adelantaba en la entradilla el tema de las lesiones. Quién no conoce el caso del jugador del Real Madrid, Álvaro Benito a quien una triada le hizo retirarse con 27 años y un futuro prometedor... En una entrevista para su club en 2006 Álvaro destacaba que su mejor momento fue cuando marcó su primer gol en el Bernabeu (sin duda diversión y felicidad) y al preguntarle por el peor "todo lo relacionado con mi lesión" contestaba, y es que a nadie le divierte colgar las botas tan joven (menos mal que la guitarra no se toca con las piernas). Más recientemente tenemos el caso de Yao Ming, que podría tener que dejar el baloncesto por una lesión en su pie izquierdo, dudo mucho que el techo de la NBA esté disfrutando de su situación actual y volviendo al post anterior, seguro que ahora no piensa mucho en los dólares que va a dejar de ganar.
Otra de las razones que provocan un enorme sufrimiento es el fracaso, no conseguir los objetivos previstos o propuestos. Es realmente duro trabajar durante cuatro años para llegar a una olimpiada y justo cuando comienzas a saborear una medalla, a tan solo 200 metros de la plata te ves en el suelo, o sino que se lo pregunten a Marta Domínguez tras los pasados Juegos Olímpicos de Pekin. Aunque echando la vista atrás y promocionando a los grandes de mi tierra, no podemos olvidar a otra persona que ha sufrido mucho con el deporte, Pedro Delgado, quién rozó una y otra vez el éxito pero que por unas razones u otras pasó malos momentos en su carrera, es más, ante la satisfacción de conseguir un Tour de Francia tras perseguirlo varios años, van y te dicen que lo mismo te lo quitan por dopaje, y es que ni cuando ganaba le dejaban saborear la victoria... pero bueno, a pesar de todo siempre será uno de los ciclistas más laureados de nuestra historia.
Y por contar una experiencia personal y que desde luego también demuestra lo mal que se pasa con el deporte, hablar de los quebraderos de cabeza que ello te provoca. Algunos de mis amigos aún no comprenden (y creo que nunca lo comprenderán), como es posible que llegue el sábado y si el equipo que entreno hace un mal partido me vaya para mi casa en lugar de salir a dar una vuelta como todo hijo de vecino. Y he de reconocer que cuando un equipo no funciona, alguna razón tendrá. Si hay algo en el deporte que a mí me hace sufrir son esas noches dando vueltas y visualizando un partido que has jugado mal, ya no tiene solución, pero es inevitable y tal vez ayude en la próxima ocasión.
En fin, podría estar horas y horas escribiendo sobre casos de éste tipo aunque os dejo a vosotros que enriquezcáis mis conocimientos con otros casos similares gracias a vuestros comentarios, pero a pesar de todo he de reconocer que el deporte es síntoma de vitalidad y aunque haya momentos duros algunos estamos tan enganchados que no seremos capaces de tirar la toalla.
Publicado el 3 de julio de 2009 a las 04:00.