De mayor no quiero ser como tú
A lo largo del Siglo XX el psicólogo canadiense Albert Bandura desarrolló una teoría del aprendizaje social en torno al sociocognitivismo conocida como "Teoría del aprendizaje vicario". En ella se expone como las personas tienen a otras personas como modelos de las que aprenden por imitación. Para explicar esta teoría el ejemplo más utilizado es el de los padres, que sirven como modelo a los hijos en sus primeras etapas de crecimiento y de quienes aprenden muchas de las conductas que llevarán a cabo a lo largo de su vida y definirán gran parte de su personalidad.
Por ello me gustaría ver algunos casos en los que puede que se aplique esta teoría en el mundo del deporte base y que sin lugar a duda no ayudan ni favorecen el crecimiento de los niños como personas. Y es que cada fin de semana veo ciertos comportamientos en las gradas de las competiciones deportivas que hacen que los niños crezcan viendo como se desprecia a la gente que está en su entorno, algo que además puede favorecer a que en el futuro, esos niños hagan lo propio cuando se encuentre en una grada.
Existen cuatro grupos de personas a las que se desprecia constantemente en una grada, vamos a ir viéndolos de uno en uno:
El primero de ellos y el más habitual es el colectivo de los árbitros que sufre cada fin de semanas múltiples insultos y desprecios procedentes desde todos los ángulos de una grada y con tonos subidos en decibelios. En el deporte base es indignante como algunos padres insultan sin cesar a un árbitro (que en muchas ocasiones es menor) utilizándolo como foco de atención para relajarse y desestresarse. En estos casos suele ser fácil averiguar quién es su hijo, ya que siguiendo la teoría de Bandura será uno de los niños que también se dirijan al árbitro de forma despectiva e irrespetuosa. Por suerte el aprendizaje social tiene la ventaja de que observar ese tipo de conductas puedan hacer al niño reflexionar y utilizar esa observación para no llevarla a cabo nunca. Un bonito ejemplo de ello es el que suele poner uno de mis compañeros en la Federación, quien observó como un niño mientras jugaba con su equipo, si veía a su padre meterse con el árbitro le sacaba una tarjeta amarilla y a la segunda el padre debía abandonar las instalaciones. Este caso puede servir para demostrar que este comportamiento es erróneo y a su vez que el padre aprenda de su falta de respeto, siendo esta vez el niño quien da la lección al padre.
El segundo de los grupos al que me voy a referir es el de los entrenadores, personas que de mejor o peor forma están al frente de un grupo con la función principal de educar a los niños como personas. También es normal encontrarse durante la competición a los padres criticando las labores de los entrenadores (quienes normalmente las realizan como hobbie y para conseguir una pequeña ayuda que permita superar su día a día como estudiantes). En estos casos yo creo que hay que respetar las decisiones de los entrenadores y si a los padres no les gusta tener a alguien en su trabajo que critique lo que hace, a los entrenadores tampoco. En estos casos lo que aconsejo a los padres que están tan descontentos con las formas y maneras de los entrenadores, es que aparten a su hijo de dicho deporte o de ese equipo y lo pongan en otro. Para seguir con las anécdotas, en una ocasión pude ver como un entrenador experimentado en el deporte base tras recibir un insulto del padre de uno de sus jugadores, se acerco a la grada, cogió al padre, lo llevo al banquillo y él se marcho a la grada a ver el resto del partido. Una vez finalizado, el padre pidió disculpas al entrenador y mantuvieron una buena relación durante el resto de la temporada. Y otra historia fue la de una madre que acaloradamente se acercó al entrenador tras un entrenamiento a quejarse de los muchos castigos que recibía su hijo durante cada sesión, y el entrenador contestó "si usted no puede con él y está todo el día en casa, no lo voy a hacer yo que tengo dos horas semanales, pero no voy a permitir que amague la existencia al resto de los niños del equipo".
Los dos últimos grupos hacen referencia a los propios niños que practican un deporte, son los casos de los compañeros y de los rivales. Si es cierto, que esto es algo que se ve en menor medida, pero en ocasiones ocurre que desde la grada se insulta a los propios niños que están jugando, algunos de los términos que más se emplean son: chupón, paquete, inútil, etc. Lo que si suele repetirse en más ocasiones es que estos términos sean utilizados en casa cuando los padres hablando con su hijo de la actividad que practican, describan a los compañeros y rivales. El ejemplo que voy a poner sobre ello también sirvió para aprender al padre y rectificar su conducta. Fue en un partido de baloncesto, uno de los padres llevaba más de diez minutos sin cesar gritando en la grada contra los compañeros de su hijo utilizando en muchas ocasiones insultos, entonces dos de las personas que había a escasos metros de él, comenzar a criticar las acciones del hijo de aquel padre (aunque eso sí, ellos no emplearon ningún insulto). A los pocos minutos el padre se giró a aquellas dos personas con cara de indignación y estos le dijeron "¿qué? ¿molesta? Porque nuestros hijos son el número 4 y el número 11 y a nosotros no nos gusta que insulten a nuestros hijos", a partir de entonces el padre cambió su forma de actuar y se dedicó a animar al equipo.
Esto solo es una reflexión personal pero creo que debería ser algo que haga reflexionar no sólo a los padres, sino a todo el mundo que habitualmente acude a encuentros deportivos, no solo de deporte base, ya que el respeto es algo que debe trasladarse a todos los ámbitos del deporte.
Cierro este largo post con un spot publicitario que recibió muchos galardones.
Publicado el 27 de noviembre de 2009 a las 19:30.