Genghis Khan mató a John Wayne
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En la historia del cine hay cientos de películas malditas. Películas que por un motivo u otro supusieron un quebradero de cabeza para sus productores, directores o actores. Hay otras que supusieron algo más que un simple quebradero de cabeza y desembocaron en tragedia. El conquistador de Mongolia (1956) es la peli maldita por excelencia, esta es su increíble historia.
Recordáis El aviador de Martin Scorsese, pues todo lo que voy a contar tiene mucho que ver con el personaje que interpretaba Leonardo DiCaprio, me refiero al mítico magnate norteamericano Howard Hughes. Este hombre era inmensamente rico y como le gustaba mucho el cine (y las actrices) decidió comprar en 1948 por 24 millones de dólares la RKO, el legendario estudio de títulos como Ciudadano Kane y King Kong. La RKO iba a convertirse en el juguete de Hughes para realizar sus sueños cinematográficos. Pero su mal gusto se hizo palpable con sus dos primeras producciones. Vendetta (1950) y Amor a reacción (1951) fueron sonoros fracasos de crítica y público que hicieron que las acciones de la RKO cayeran estrepitosamente.
Hughes estaba obsesionado con Genghis Khan y decidió hacer una gran superproducción sobre el guerrero mongol de seis millones de dólares, el mayor presupuesto de la historia de la RKO. Cuando el ridículo guión estuvo escrito, al magnate le encantó y contrató a un inexperto director (Dick Powell) para ponerse al frente del proyecto, sólo faltaba una estrella. El guión cayó por casualidad en las manos de John Wayne. Nadie se habría imaginado a Duke como Genghis Khan, pero sorprendentemente a este le encantó el guión y se empeñó en protagonizarla sin saber que estaba cavando su propia tumba.
El rodaje se realizó en un desierto de Utah a unos 50 grados. Todo empezó mal, uno de los protagonistas, Pedro Armendáriz se cayó del caballo y le tuvieron que dar 25 puntos. Una pantera casi muerde a la actriz protagonista Susan Hayward (novia en esos momentos de Howard Hughes) Además, como a la diva no le gustaba como la enfocaba el director de fotografía hizo que su novio lo despidiese. Y a todo esto John Wayne se pasaba el día borracho.
La película fue el mayor desastre que se recordaba. La crítica, unánimemente, la consideró la peor peli de la historia. El público que la vio alucinaba en los cines y soltaban carcajadas en momentos que debían ser dramáticos. La interpretación de Wayne como Khan fue de lo más irreal jamás visto en cine, esto, sumado a un guión lleno de frases ridículas convirtieron a la película en una comedia.
Pero lo peor estaba por llegar. Por un lado, el fracaso de la peli supuso el fin de la RKO. Gracias al señor Hughes uno de los estudios con mayor reputación de Hollywood desaparecía para siempre.
En 1953 el ejercito americano lanzó once bombas atómicas en un campo de pruebas justo al lado de donde dos años después empezaría el rodaje de El conquistador de Mongolia. El aire que respiró todo el equipo estaba cargado de isótopos radiactivos y el agua que bebían estaba contaminada. De las 200 personas que intervinieron en la película casi 100 tuvieron cáncer en los próximos años, de los que 50 murieron, incluyendo todos los protagonistas y su director. A John Wayne le diagnosticaron cáncer de pulmón siete años después del rodaje, lo superó gracias a una operación en la que le extrajeron el pulmón izquierdo. Pero unos diez años más tarde moría de cáncer de estómago.
Así, esta película se convirtió en leyenda, nunca una producción había sido tan destructiva tanto artística como personalmente. Howard Hughes lo consiguió, hizo una peli inolvidable.
Publicado el 10 de marzo de 2009 a las 18:15.
