Noticias de Ávila

Mercado Chico. 18,00 horas del 22 de septiembre. El bullicio de un grupo de niños y la música me transportan a la infancia. Desconozco los motivos pero a veces la mente es caprichosa.

Dado que caminaba a paso más que ligero hacia el Ayuntamiento a la presentación de las Fiestas de La Santa podía haberme imaginado en un concierto de los que ya habían trascendido, como el de Fangoria. Pero no. Deseé por un momento volver a los seis años, a la inocencia y la sencillez. El respeto. Un chasquido y a los seis años de entonces, que no son los seis años de los niños de ahora.

Alguien en tono serio me dijo una vez que "el tiempo no existe". No recuerdo sus motivos pero no estoy tan segura. No estaría mal que pudiéramos detenerlo, pararnos a pensar, rebuscar en nuestra mente y exprimirla. Saldría algo bueno. Sin duda.

Publicado el 22 de septiembre de 2009 a las 21:00.

               

La primera, el tiempo. Su valor es incalculable e incuestionable. ¿Por todos?

Hace años, en mi tiempo de ocio, raras veces era puntual. Conmigo lo más fácil era que te tocase esperar diez minutos, con suerte, que era lo habitual en mi pandilla. No lo hacía por desprecio. No me importaba esperar cuando quedaba simplemente para salir. No me percataba entonces de que el tiempo no tiene precio.

Hoy, si me toca esperar los minutos se me antojan horas y el cabreo va in crescendo a medida que la musiquita que te ponen para amenizar la espera cambia de sintonía.

Cinco minutos, siete, diez ¿tomadura de pelo? Qué va. Intente dar de baja un servicio telefónico y siéntese a esperar.

Lo vuelvo a intentar. Le cuento a la teleoperadora, que por supuesto es otra, la misma película que a la anterior. "Señorita, esta llamada es gratuita", me espeta. "Cierto, pero mi tiempo no".

Apunte a pie de página: Uno de los lujos que a veces me permito es perder el tiempo. Claro que yo elijo cuándo.

Publicado el 11 de septiembre de 2009 a las 18:45.

               

Una vuelta al pasado. Eso es lo primero que se me viene a la cabeza cuando, hace un par de semanas, sintonicé un programa de radio en el que entrevistaban a los creadores de una página web en la que los participantes intercambiaban su tiempo. De esta forma, los socios del club exponen sus habilidades y sus necesidades, y así acuerdan, por ejemplo, que un trabajo de fontanería de dos horas equivale a una tarde como guía turístico, por ejemplo, o bien 'necesito que me arreglen la lavadora' y a ofrezco, a cambio, ' Nada de vuelta al pasado. Es ocurrente e inteligente. No es únicamente una vuelta al trueque; sino que se basa en acciones y habilidades, mientras que el pago se efectúa en base al tiempo. ¿Qué necesito?, ¿qué puedo ofrecer? Buceo en la red y me encuentro con numerosas iniciativas similares, algunas con dudosa pinta, es cierto. Apreciar el gran valor que tiene nuestro tiempo es la clave para comenzar a aprovecharlo. Escribo esto y parece mentira que lo haga. Será mi 'frase de cabecera'.

Publicado el 22 de abril de 2009 a las 11:45.