Medio centenar de viajeros ha vuelto a sufrir en carne propia los problemas en el transporte por ferrocarril que une la capital abulense con otras provincias. Esta vez los retrasos no se han producido como antaño aseguraban desde la Plataforma Social en Defensa del Ferrocarril para disuadir a los usuarios en su periplo a Madrid, sino que, al parecer, es fruto de la huelga encubierta que mantienen los maquinistas de Renfe.
Al final, la operadora trasladó en autobús al aproximadamente centenar de pasajeros que permanecía en la estación de trenes de la capital, destino Valladolid Campo Grande, a sus destinos.
Me pregunto por el derecho de los usuarios a poder contar con un servicio para, por ejemplo, ir a trabajar. A veces el legítimo derecho a la huelga -en esta caso no sería tal, dado que aseguran es encubierta- choca en numerosas ocasiones con el que tiene el ciudadano. Recuerdo los estragos causados por la huelga de los funcionarios de justicia, de los pilotos de Iberia o la huelga de celo de controladores aéreos.
Y mientras, el usuario, condenado a esperar, y a desesperar.
En el caso que hoy nos concierne, es sólo un capítulo más que se suma a la tragicomedia que desde la entrada en funcionamiento de la alta velocidad por Segovia ha dejado a la provincia con menos servicios ferroviarios, lo que se traduce en menos oportunidades para los abulenses.
Publicado el 2 de marzo de 2009 a las 19:45.