¿Las vacaciones? Bien, gracias
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Cada primer día después de las vacaciones me siento como si fuera un estudiante de primaria.
Más o menos 24 horas tras el retorno, recuerdo aquel olor de los libros a punto de ser estrenados, que desde hace tiempo se han convertido en correo postal, electrónico y llamadas.
Mucho ha cambiado la situación desde entonces -me refiero a cuando cursaba EGB- aunque hay cosas que permanecen. Por ejemplo, la mítica pregunta acerca de las vacaciones, sobre el dónde, cuándo, cómo -parecen las 5 ws con las que iniciamos cada noticia pero no-.
Y sí, por si alguien se lo preguntaba, era de esos niños a quienes les gusta ir al colegio. Y ahora, ya mayorcita, reconozco que no aborrezco volver al trabajo. Lo sé, hay gente para todo. Además, este verano he podido hacer lo que literalmente me ha dado la gana: cruzar el charco en compañía de una guía de bolsillo de Chicago (ciudad imprescindible para apasionados de la arquitectura que bien merece un post en exclusiva, todo llegará), disfrutar en la región de Lombardía de una boda estilo italiano o ir, como cada verano desde hace 31, a las Rías Baixas, símbolo de que, en efecto, estamos en verano. En este caso no fui, como muestra Rajoy en su videoblog, a la playa de la Lanzada, magnífica por cierto, me quedé en Areas, más cerca de Pontevedra.
En cuanto al estrés postvacacional... para quien pueda permitírselo.
Publicado el 2 de septiembre de 2009 a las 14:45.