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Pasaporte, renovado. De paso el DNI, a punto de caducar, también. Vuelo con Air France (glup), confirmado. Vuelta con KLM, también. Permiso para entrar en territorio americano a través del Sistema Electrónico para la Autorización de Viaje (ESTA) tras rellenar un formulario online confirmación inmediata, concedido.
En 21 días estaré en la tierra de Obama y "de las oportunidades", la ciudad del viento que tan hábilmente describieron el martes pasado los Españoles en el Mundo (TVE), un buen formato, vamos a olvidarnos de quién lo inventó (creo que Telemadrid). Promete la próxima entrega, Islandia.
No es que vaya a embarcarme en el Viaje al centro de la Tierra pero me falta ir tachando los días para comenzar estas vacaciones. No sé qué me gusta más, si el viaje mismo o los preparativos previos. Cuando existe cierta antelación, descubrir en guías, libros, Internet o documentales en la tele es empezar a disfrutar. Preparar un viaje no sólo traza itinerarios, sino que capacita al viajero para comprender lo que va a ver, culturas lejanas o municipios que están a tiro de piedra. Siempre hay algo por descubrir.
Debe ser terapéutico eso de viajar. Debería formar parte de lo cotidiano. De lo que recomiendan los médicos -obvio aquí el estrés de cuando nos pierden la maleta o de los retrasos aéreos- para combatir cualquier mal. Y con los viajes 'low cost' y las ofertas de última hora, salvo que se me antoje ir a la Luna, pocos lugares resultan verdaderamente prohibitivos. Dice un hermano mío que "es lo que te llevas", al otro mundo, se supone.
Publicado el 20 de julio de 2009 a las 19:45.
