Usos y costumbres
Archivado en: Internet, bodas, Messenger, Facebook, costumbres
Todo cambió con la llegada de Internet. Realizar compras, reservar vuelos, alquilar coches, estudiar o trabajar. La revolución llega hasta a las bodas.
Del traje negro al blanco inmaculado. De la invitación por carta a la página web del enlace. A medio camino entre lo práctico y lo moderno, la web de bodas va haciéndose un hueco, al menos entre mi círculo de amigos. El año pasado, una amiga residente fuera del país nos brindó todo tipo de información -hasta fotos del enlace civil previo- en una web con numerosos detalles sobre la cita, útiles para los que nos teníamos que desplazar. Vale que al principio me pareció una frikada de marca mayor, pero gracias a esta web, encontramos, por ejemplo, alojamiento. Sin contar con lo práctico que resultó para los novios, cada uno de un país, con amigos y familia en numerosas ciudades.
Ahora me llega mi segunda, no invitación vía correo electrónico, pero sí web nupcial. El porcentaje aumenta, aunque teniendo en cuenta que en los últimos tiempos acudo de media anual a cinco bodas, el dato es bastante pequeño. Quién sabe, lo mismo en breve, si no se puede ya, retransmiten la boda vía Internet, para quienes no hayan podido acudir. Me surge una duda, -en realidad me surgen más- pero ¿qué nos quedará por ver? (me refiero a Internet porque en general, vete a saber).
Imposible ni siquiera de imaginar hace unos años.
El contacto personal, me refiero al tú a tú, los cafés con amigos -grandes tiempos aquellos en los que quedábamos con la excusa de tomarnos un café para contarnos nuestras cosas- no son comparables a una conversación en el Messenger o en Facebook. Lo bueno y lo provechoso es que tampoco son excluyentes. Podemos tirar de teléfono, de mensaje móvil, de Tuenti o de conversación a la luz de la luna o en cualquier tugurio a la hora de relacionarnos, lejos de aislarnos en una burbuja de teclado y conexión a Internet.
Publicado el 8 de enero de 2010 a las 13:45.