Ha muerto Agustín Egurrola
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En mayo del año pasado, Josu Iztueta y yo subimos al volcán Hlidarfjell, en Islandia, para buscar en su cumbre una botella con mensaje que había dejado Agustín Egurrola cuarenta años antes, en 1968. Podéis ver el mapa del tesoro dibujado por Agustín y leer el desenlace de nuestra excursión aquí.
Estos días hemos repasado con mucha nostalgia los mapas y las cartas que nos envió Agustín, el jubilado trotamundos. Porque hemos sabido que murió el pasado 3 de febrero, en Inglaterra, a los 75 años.
Agustín recorrió todo el mundo caminando, pedaleando o viajando con un burro. Pero sus viajes más impresionantes empezaron con la jubilación: a partir de los 66 años se dedicó a cruzar continentes de punta a punta. Dormía al aire libre o en tienda de campaña. Todas las noches escribía los detalles de sus viajes, luego mecanografiaba, fotocopiaba y encuadernaba esos diarios y los regalaba a los amigos.
Con 66 años, pedaleó por Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina y Uruguay.
Con 70 años cruzó Canadá en bici durante tres meses.
Con 71 años cruzó Australia en bici durante seis meses.
Con 72 años viajó desde Sudáfrica hasta Egipto, a pie y en transporte público.
Con 73 años pedaleó por Turquía, Irán, Pakistán y China.
El año pasado, con 74, atravesó el centro de Europa a pie, del Adriático al Báltico.
Decía que la Antártida no, que era muy friolero.
Cada vez que hablamos de Agustín, terminamos con la misma conclusión: ya me gustaría llegar a los 75 años con esa chispa y ser capaz de hacer las cosas que hizo él con esa edad; pero, pensándolo bien, ya me gustaría a mí tener esa chispa y hacer semejantes planes... ahora mismo, con mis 32.
En septiembre recibí un paquete suyo desde Sheffield (Inglaterra, donde vivía). Además de una carta en euskera muy cariñosa, Agustín me enviaba una montaña de fotocopias de color: los minuciosos mapas de sus recorridos, apuntes en los que hablaba de la austeridad y la vida sencilla, las cubiertas de sus libros autoeditados y unas extensísimas tablas en las que recogía los datos de sus salidas por el mundo. Las tablas, que indican año tras año el destino, el modo de viajar, el alojamiento, la comida y comentarios diversos, empiezan en 1954-57: "Outings to the hills around Markina". Luego vienen Gredos, Pirineos, Escocia, Irlanda, Islandia, Sicilia, Marruecos, Israel, Turquía, Canadá, Patagonia... Y las grandes travesías continentales a partir de la jubilación.
En una esquina de la carta, fechada el pasado 9 de septiembre, Agustín me escribió: "Ah, mañana es mi 75º cumpleaños. El año que viene quiero ir en bicicleta desde Ciudad de México hasta Canadá. Luego Europa (adjunto mapa) o Asia o África...".
El mapa de Europa aparece atravesado por una línea discontinua que sale de Cabo da Roca (el punto más occidental de Europa, en la nariz de Portugal) y llega hasta los montes Urales (el punto más oriental), pasando por los nacederos de 14 grandes ríos europeos, desde el Tajo hasta el Pechora. Esa ruta serpenteante traza el último sueño viajero de Agustín, el que ya no pudo cumplir.
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En los próximos días colgaré algunos extractos de entrevistas que le hicieron a este hombre bueno, sencillo y alegre.
Publicado el 10 de febrero de 2009 a las 00:15.