Fusilamiento con tirita
En su sección viajera Ocho Leguas, elmundo.es publica unos textos dedicados a Yibuti, firmados por Pedro Madera. Leo el título: "Un país en vías de extinción". Y pienso: anda, qué curioso, este hombre ha retratado Yibuti con la misma idea a la que recurrí yo en el libro El testamento del chacal. Viaje por Yibuti. Normal: el hecho de que una grieta tectónica esté partiendo el país en dos pedazos, hasta el punto de amenazar su existencia física, resulta tan llamativo como para que los periodistas lo destaquemos. Es una coincidencia muy lógica, muy razonable, muy esperable. No problem!
Luego leo la entradilla: "De Djibuti casi nadie se acuerda. Incluso hay mapas de África que se olvidan de dibujar esta minúscula república situada en la salida del Mar Rojo al océano Índico". Anda, qué curioso. Habla del mismo olvido que destaca la contracubierta de mi libro, con la misma idea de que ciertos mapas ignoran a este país. Aquí os copio unas frases de la contracubierta y marco en negrita las ideas coincidentes: "Nadie se acuerda de sus sequías mortales, sus caminos aún minados tras la reciente guerra civil, sus campamentos de refugiados; ni siquiera los médicos se acuerdan de colorear su malaria en los mapas de las enfermedades".
Todo suena muy familiar, pero no hay nada demasiado extraño por ahora. Luego leo el primer párrafo del reportaje de Pedro Madera y, ya sí que sí, arrugo la nariz. Aquí copio ese párrafo inicial, en el que he señalado en negrita las palabras que coinciden exactamente con las de mi contracubierta: "Según un refrán de la tribu issa, hasta los chacales dejan testamento antes de entrar en Djibuti. Los geólogos tampoco son muy optimistas, porque el propio país está condenado a desaparecer: las placas continentales de África y Arabia se alejan, y Djibuti, situado sobre la cicatriz, se sacude con terremotos y se hunde metro a metro bajo el nivel del mar. El tema va para largo, pero una grieta parte en dos el desierto y se ensanchará hasta devorar el país entero".
Pedro Madera no atribuye a nadie esas frases con las que empieza su reportaje. Hombre, puede que haya escrito por su cuenta estas primeras 82 palabras y que 69 de ellas coincidan por casualidad y con exactitud asombrosa con las mías. Yo ya empiezo a enfadarme.
El reportaje tiene seis secciones ("El viaje", "Cómo llegar", "Dónde dormir", "Dónde comer", "Que hacer y "Datos útiles"). Voy pinchando y veo que aporta una información muy completa y práctica sobre los atractivos y las visitas de Yibuti. Un trabajo interesante. En la sección "Datos útiles", después de informaciones sobre la documentación, el clima, el idioma, la moneda y la seguridad, viene el epígrafe "Más información". Aconseja visitar la web de turismo de Yibuti. Y al final dice: "Para los amantes de la literatura, recomendamos la lectura del libro de Ander Izaguirre, El testamento del chacal. Viajes por Yibuti (Laertes, 2003)". ¡Bien!
Me da rabia que me haya fusilado la contracubierta para empezar el reportaje; no tiene mayor importancia, pero es un gesto feo que me deja un amargor insistente en el píloro. Luego agradezco que recomiende el libro, aunque sea en una esquina remota y sin ninguna conexión con el párrafo fusilado. Y no sé muy bien qué hacer: ¿me enfado o me alegro?
Venga, Pedro, con el dinero que has cobrado por el reportaje, invítame a una caña con croqueta, nos contamos batallitas de Yibuti y todos tan contentos.
Publicado el 8 de enero de 2009 a las 00:00.