Abigaíl
Estamos en la sofocante Santa Cruz de la Sierra, en las llanuras orientales, después de visitar la ciudad inca de Samaipata y el bosque de helechos gigantes de Amboró. Pronto saldremos hacia el Chaco, donde nos esperan no sé cuántos equipos de madres indígenas futbolistas, a las que ojalá podamos ver pronto en la Donosti Cup.
Mientras tanto, os dejo algunas fotos de Abigaíl Canaviri Canaviri, la niña de 14 años que trabaja en régimen de esclavitud en las minas de Potosí. Dani tendrá fotos mucho mejores. Si queréis recordarla, éste es un resumen de la historia.
En la primera foto, Abigaíl está en su casita de adobe, situada en las laderas del Cerro Rico de Potosí, a unos 4.300 metros de altitud, junto a la misma bocamina por donde la niña entra a trabajar todas las noches. La casita, perforada por grietas y goteras, sin agua ni luz, sólo tiene una habitación. En esa cama duermen Abigaíl, su madre y su hermano pequeño. En esta casita, la madre de Abigaíl guardaba esas tres máquinas de los mineros, que le fueron robadas y por las que tiene una deuda de 21.000 dólares que les obliga a trabajar gratis a ella y a su hija.
En la segunda, Abigaíl posa en la bocamina.
En la tercera aparece en el interior de la mina, donde está el Tío, el demonio subterráneo al que los mineros hacen ofrendas de hojas de coca, alcohol, cigarros, confetis... para pedirle protección y buenos minerales. Si os fijáis mucho, debajo de la cinta verde del centro de la imagen podréis adivinar una especie de rostro grabado en la pared. Se parece a Luis Carandell pero es el Tío, que generalmente suele aparecer representado por una figura de barro o madera, casi de tamaño humano, con cuernos y muecas espantosas.
Publicado el 19 de septiembre de 2009 a las 01:45.